El quimiotipo de los aceites esenciales es el análisis químico de esa sustancia para determinar con exactitud la composición exacta de dicha sustancia, determinar las moléculas presentes y la cantidad de ellas. La prueba que determina el quimiotipo de un aceite esencial se llama cromatografía. El quimiotipo caracteriza un aceite esencial desde un punto de vista botánico y bioquímico.
Algunas plantas producen distintas principios activos según las condiciones climáticas en las que se desarrolla. Así que es necesario realizar el quimiotipo de cada cosecha de ese aceite esencial, para saber las propiedades y su posible toxicidad lo más exacta posible. Por ello es necesario saber el quimiotipo de ese aceite esencial que estamos empleando si queremos tratar las patologías con exactitud.
Un aceite esencial contiene cuerpos químicos muy complejos cuyas propiedades son diversas. Se trata de una forma de clasificación química, biológica y botánica que designa la molécula con mayor presencia en el aceite esencial o en cualquier caso la molécula que permite definirlo terapéuticamente de forma clara y segura.
El quimiotipo de un aceite esencial se ha analizado exhaustivamente por dos técnicas llamadas cromatografía en fase gaseosa y espectrometría de masas. Así se puede saber exactamente qué moléculas contiene y en qué proporción se encuentra cada una de ellas. Es una auténtica radiografía del aceite esencial.
Las plantas aromáticas se adaptan perfectamente a las condiciones climáticas en las que se desarrollan. Así, una misma especie botánica puede variar la composición de su esencia en función de:
- La altitud.
- La insolación.
- Las temperaturas.
- El índice de precipitaciones.
- La composición del sustrato.
- Las especies vegetales que crecen alrededor.
- Otros factores.
Según los trabajos de Robert Granger y Jean Passet, Thymus vulgaris puede producir esencias de composición variable que, tras destilación por arrastre de corriente de vapor, dará lugar a aceites esenciales completamente diferentes.
La idea de quimiotipo la desarrolló Pierre Franchomme en 1975 y su desarrollo se hizo de cara a los aceites esenciales desde un punto de vista botánico y bioquímico.